domingo, 18 de septiembre de 2011

Queda prohibido:)



"Queda prohibido llorar sin aprender,

levantarte un día sin saber que hacer,

tener miedo a tus recuerdos.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,

no luchar por lo que quieres,

abandonarlo todo por miedo,

no convertir en realidad tus sueños.

Queda prohibido no demostrar tu amor,

hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor.

Queda prohibido dejar a tus amigos,

no intentar comprender lo que vivieron juntos,

llamarles solo cuando los necesitas.

Queda prohibido no ser tú ante la gente,

fingir ante las personas que no te importan,

hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,

olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,

tener miedo a la vida y a sus compromisos,

no vivir cada día como si fuera un ultimo suspiro.

Queda prohibido echar a alguien de menos sin

alegrarte, olvidar sus ojos, su risa,

todo porque sus caminos han dejado de abrazarse,

olvidar su pasado y pagarlo con su presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,

pensar que sus vidas valen mas que la tuya,

no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia,

no tener un momento para la gente que te necesita,

no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad,

no vivir tu vida con una actitud positiva,

no pensar en que podemos ser mejores,

no sentir que sin ti este mundo no sería igual."


Al fin y al cabo, eso es lo importante, ¿no?
SMILE :)

sábado, 17 de septiembre de 2011

Otra vez esa sensación.


Echo de menos el cariño de alguien, el calor que te da el tener a alguien a tu lado protegiéndote, mimándote... Necesitándote. Creo que ahí radica la cuestión. Todos necesitamos a alguien que nos haga sentir seguros, alguien que nos demuestre que tenemos un sitio en el mundo, alguien que nos recuerde que tener un mal día no tiene importancia, que todo lo malo pasa. Alguien que nos necesite como lo necesitamos a él (o ella). Esa es la clave, saber que alguien depende así de ti nos hace sentir importantes, imprescindibles... En fin, volviendo a esa persona, consigue a alguien que llene tu vacío perfecto, y si no puedes buscar ese calor que te falta en brazos anónimos, en besos que saben a poco pero que, al fin y al cabo, llenan tu soledad y te hacen sentir bien... ¿Qué más necesitas? Se me ocurre una palabra, pero en estas circunstancias suena a chiste... Sí, de cuatro letras. ¿Sabes cuál es? Añadir vídeo

jueves, 25 de agosto de 2011

La habitación roja.

Había sangre en el suelo. Sangre fresca. Sí, me di cuenta por el aroma. Cuando uno hace este tipo de trabajo lo percibe fácilmente. La puerta estaba abierta. Bueno, a decir verdad estaba entreabierta. Terminé de abrirla cuando sentí ese olor que tanto me fascina y me repugna. Escuché claramente el chirrido de la puerta al abrirse. Recuerdo que en ese instante tuve la alucinación más real de mi vida... Toda la habitación se tiñó de rojo: las alfombras, las cortinas, las sábanas, los muebles... y, lo más increíble, el líquido rojo chorreaba del techo. Era sangre que bajaba en forma de gotas y se evaporaba antes de llegar al suelo. La música de fondo era de tejidos al romperse. Sentía que mi piel desaparecía dejando todos mis miembros al descubierto, al rojo vivo, ante la mirada indiferente de aquellos a quienes un día expulsé de este mundo. Mi sangre no podía satisfacer sus instintos, pero les placía tenerme allí, cautivo, indefenso; siendo un espectador silencioso de la orgía vampírica. De pronto la luz del amanecer vino a rescatarme del suplicio, entró por las rendijas de la ventana y se reflejó en el suelo. Era como si una luz poderosa fragmentara los ojos vidriosos de los fantasmas que veía en mis visiones, o en estas alucinaciones perversas que una y otra vez me recuerdan mi pasado. Reconozco que fui el sicario de mis hermanos. Todos ellos murieron en mis manos. He aniquilado el reino de los vampiros para beneficio de unos seres sanguinarios, que tienen la desfachatez de considerarse y denominarse HUMANOS. Hoy he sido traicionado por uno de ellos. Por eso estoy ante ustedes en este momento. Confieso que soy un asesino. A hierro he matado y a hierro debo morir. Quiero morir. Prefiero morir a ser convertido en algo tan aborrecible, despreciable e insensible como un HUMANO.

lunes, 8 de agosto de 2011

Niebla~

Estoy sentada en el suelo, el agua del lago me moja los pies mientras la niebla me rodea, me acaricia y me protege. Aquí estoy a salvo, nada puede herirme bajo este manto. Solo quiero fundirme con la niebla, esconderme del dolor que me causan tus palabras y tus silencios, tus mentiras. Escapar, pensar que todo fue un sueño y que la realidad es diferente, que aún me quieres y que al despertar de esta pesadilla te encontraré dormido a mi lado, abrazado a mi cintura como siempre, sonriendo como el crío que eres pero que verdaderamente me encanta que seas. Me conformo con eso, con saber que me quieres. Con poder besarte, con saber que eres solo mío... Qué lástima, ¿verdad? Que tu corazón pertenezca a otra.

sábado, 23 de julio de 2011

Esta es mi carta de presentación.


Anda. Date una ducha, pinta tu cara...Y alégrale el día al primero que veas al salir de tu casa... Métele una bala en la cabeza.

martes, 19 de julio de 2011

Tú.

Te miro, me miras.
"Me han dicho que estabas buscándome."
"Sí, quería hablar contigo."
"Venga, empieza."
Y te quedas en silencio. ¿Dónde están todas esas cosas que tenías que decirme? ¿Todos esos sentimientos que gritabas a los cuatro vientos? Lo suponía. El silencio es lo único que sale de tus labios. Y un tímido "Te he echado de menos." Te miro, suspiro. Vas a cogerme la mano, pero la aparto. ¿De verdad pensabas que iba a ser tan fácil? Has estado meses sin hablarme, esquivándome, haciéndome sentir un ser repugnante. Y ahora te plantas aquí, a decirme que aún sientes algo por mí. He estado buscándote durante todo este tiempo, y ahora que te he encontrado, me he dado cuenta de que ya no te quiero. No te necesito, sólo has sabido hacerme daño. La vida me sonríe, aunque a ti no. Tú te lo has buscado... Te lo di todo y tú me correspondiste con mentiras y sufrimiento. Que conste, no escribo esto desde el rencor, ni nada parecido. Simplemente... me ha sorprendido tu reacción. Después de tenerme, rechazarme, humillarme, ves que he rehecho mi vida, que he encontrado a alguien capaz de hacerme feliz de verdad, alguien que no me mentirá y que realmente confía en mí. Y es ahora, justo ahora, cuando gritas que me necesitas, que me amas, cuando quieres mi compañía. Pero lo siento, es demasiado tarde. Ya tengo lo que me merezco, y para tu desgracia tú también. Tienes exactamente lo que me has estado dando todo este tiempo; soledad, tristeza y melancolía. Y, por una vez, siento que puedo ser feliz de verdad, sin máscaras ni estupideces. Ya lo sabes, te quise de verdad y fue bonito mientras duró, pero no tiene sentido prolongar más esta agonía... Adiós, te deseo mucha suerte en tu camino, sabes que no te deseo ningún mal. Adiós, viejo amigo, sabes que contigo he vivido los momentos más mágicos de mi vida, pero ya es hora de seguir hacia delante. Quizá dentro de un tiempo volvamos a reencontrarnos, pero de momento... No puede ser. Adiós.

lunes, 18 de julio de 2011

#Incluso los ángeles tienen que morir algún día

Se levantó de la cama con un sabor amargo en la boca. Escupió en el suelo y se miró al espejo. Estaba verdaderamente demacrado. Aquella estúpida enfermedad lo estaba matando... De su cuerpo, antes hermoso, sólo quedaban piel y huesos. Sin querer, pero sin poder evitarlo, su mirada se posó en su espalda. Y las vio. Lo que antes había sido un majestuoso par de alas escarlatas ahora no era más que un amasijo de carne muerta, putrefacta. Los dos apéndices colgaban de su espalda sin gracia, víctimas de una marcada distrofia muscular. En la oscuridad de su habitación, donde nadie podía verla, una lágrima cayó al suelo. Ya no quedaba nada de su anterior belleza. Aquello que lo había distinguido de los demás ahora no era más que un peso muerto. Se apartó del espejo y volvió a sentarse en la cama. Ya no podía hacer nada para evitarlo, sólo esperar a que su cuerpo dejara de responderle. ¿Cuánto tiempo le quedaría de vida? Ningún médico había sabido responderle. Se removió, inquieto. Finalmente, volvió a levantarse y se dirigió al vestidor, donde una criada esperaba para colocarle el corsé de sujeción para que aquellos inmundos bultos no le molestaran al caminar. Tras este desagradable pero ya corriente paso, se vistió con un pantalón vaquero y una sudadera oscura. Pese a su enfermedad, seguía teniendo la apariencia de un chico de apenas 25 años.

viernes, 15 de julio de 2011

Vértigo.

Por aquel hueco se escapó el silencio, fue por todo aquel ruido, el mismo que le puso precio y fecha de caducidad a los pálpitos escondidos tras aquel material inúfugo, para acabar bajo los pocos grados de alguna partícula de hielo.


Ahora observo el calor tras la añoranza de mis debilitadas neuronas, aquellas que siguen cegadas y asustadas tras la amenaza de alguno, que tan solo pretende que dejen de asomarse al vacío. Siento su vértigo... Como el aire las empuja, poco a poco todo se nubla y las pocas luces que brillan están tan lejanas, además, irradian cierta oscuridad de la que pretendo despertarme. Se acercan a mi pupila y en ese momento todo parece un sueño... Pellízcame y no sentir nada lo hará todo más sencillo.